Hola a todos, después de un parentesis en nuestras sesiones de pesca por diversos motivos, se presentaba una nueva oportunidad de tentar a las cyprinus carpio, que en esta época del año se encuentran en el punto álgido de actividad, debido a la necesidad de acumular la mayor catidad de reservas para afrontar la estación venidera.
Por lo anterior, aún con poco margen de tiempo para el cebado previo, preparamos nuestro escenario con abundante grano y varios kilos de boilies, además de algo de engondo.
Llegó el día y como podreís observar en las fotos, además de cargar con todo el equipo, arrastramos a casi toda la familia aprovechando el fenomenal día que se presentó.
Llegó el día y como podreís observar en las fotos, además de cargar con todo el equipo, arrastramos a casi toda la familia aprovechando el fenomenal día que se presentó.
Todo preparado y la sesión, en las primeras horas, no trascurría muy bien en lo que a resultados se refiere, la poca actividad que se observó a primera hora de la mañana había desaparecido y el silencio se extendió por lo ancho y largo del rio.
En principio, no era algo que nos preocupase, pues aún nos quedaban varias horas por delante y por nuestra experiencia personal, sabíamos que tarde o temprano darían la cara. Además contabamos con un lugar estupendo donde montamos nuestro campamento y aprovechando que en esta estación del año se puede realizar fuego sin riesgo alguno, nos dimos un festín impresionante.

Sobre el mediodía las alarmas marcaron la primera picada, la cuál fue atendida por mi hermano Juan F., tras una lucha no muy fogosa, llegó hasta nuestra moqueta una carpa de algo menos de 3 Kg (Bueno es un comienzo), tras curar la leve herida que le causo nuestro anzuelo la introducimos en un saco de retención para fotografiar al final de la sesión.
No habría pasado una hora, cuando nuevamente el silencio se rompió por el sonido de otra de nuestras alarmas, en esta ocasión fue el que suscribe quién intentó capturar el ejemplar y digo intenté por que justo antes de introducirse en la sacadera la muy astuta consiguió zafarse, tenía un porte similar a la primera.
Las horas transcurrían y no fue hasta poco antes de terminar nuestro día de pesca, cuando otra nueva picada nos levantó a todos, esta vez fue David quién se lanzó para hacerse cargo de la misma (hay que hacer escuela) y no veas como lo disfrutó, varias carreras a pocos metros de la orilla le hacía sonreir una y otra vez orgulloso de lo que estaba haciendo, finalmente el ejemplar llegó a la moqueta, no era muy grande, pero a David se lo hizó pasar de miedo.


Sin más, un saludo a todos.
HASTA LA PRÓXIMA........