Hola de nuevo a todos, la verdad que no estoy tan encima como quiera de este blog, pero como siempre, decir que es un placer escribir estas líneas para vosotros. Con ello cumplo lo prometido a más de uno respecto a que antes de volver a ir al Ebro publicaría la salida que realicé en Agosto y la verdad que he apurado porque en unos días vuelvo a subir. (jejejejeje)
Bueno en primer lugar os voy a presentar a los protagonistas de esta salida tan especial, salida que creo no olvidaremos ninguno de los que allí nos reunimos. Bien pues a las primeras a las que quiero nombrar son a Silvia y Montse, ya que sin ellas no hubiese sido posible disfrutar la experiencia de la manera que lo hicimos, pusieron toda la carne en el asador y me quedo corto. A continuación voy a nombrar a la escuela; Sara, César, Saúl y Ainhoa, nuestros peques, que también estuvieron a la altura con su comportamiento, especialmente Sara que cuidó de todos ellos maravillosamente bien. Continuo con mi gran amigo Jose (Bustamante) tiri tiri tiri.....y por último el pesado que está escribiendo. Tras esto al lío.
La concentración la hicimos el día 26 de agosto en Madrid, ya que yo tuve que trabajar esa noche, eso si, me acompañó hasta bastante tarde, y seguro estoy que se echará una risilla cuando lo lea, el Sargento del Ejercito de Tierra Jose Luis Bustamante (jejejejeje).
Después de la faena, llegó el momento, mañana del día 27 y con los coches hasta la bandera nos pusimos rumbo a Chiprana, 5 horas de viaje y por fin allí.
Aprovechamos para comer en el pueblicito (por cierto inundado de pescadores) y al término, sin esperar si quiera a hacer la digestión nos presentamos en la orilla. Lo bueno fue que íbamos a tiro hecho, nuestro puesto nos esperaba. Comenzamos a descargar los coches, a montar el campamento, hinchar la barca (que por cierto se pinchó y tuvimos que improvisar una un poco más pichulera), montar equipos, etc, etc, etc..... La verdad que en cuestión de tres horas, eso sí muy intensas, todo estaba montado, el cebadero hecho y todo preparado para sacar las líneas. Como no, y como ya dije antes, gracias a la colaboración de esas dos chicas a los que no me cansaré de agradecer el enorme esfuerzo realizado.
Aprovechamos para comer en el pueblicito (por cierto inundado de pescadores) y al término, sin esperar si quiera a hacer la digestión nos presentamos en la orilla. Lo bueno fue que íbamos a tiro hecho, nuestro puesto nos esperaba. Comenzamos a descargar los coches, a montar el campamento, hinchar la barca (que por cierto se pinchó y tuvimos que improvisar una un poco más pichulera), montar equipos, etc, etc, etc..... La verdad que en cuestión de tres horas, eso sí muy intensas, todo estaba montado, el cebadero hecho y todo preparado para sacar las líneas. Como no, y como ya dije antes, gracias a la colaboración de esas dos chicas a los que no me cansaré de agradecer el enorme esfuerzo realizado.
Bien..... Os comento cual fue nuestra estrategia de pesca, realizamos un cebado comenzando a unos 100 metros de la orilla, trazando una línea de unos 150 m aproximadamente para llegar a una distancia de unos 160 metros de la orilla. En esta línea repartimos 6 cañas, las tres primeras, es decir la más próximas, donde la profundidad oscilaba de los 7 a los 9 m, las preparamos con la intención de atraer a las carpas, para ello el cebado lo hicimos a base de semillas, boilies y pellets. Las tres siguientes donde la profundidad iba aumentado hasta alcanzar prácticamente los 12 m las preparamos pensando en esos maravillosos babosos que tantas ganas teníamos de tener entre las manos. Bueno, todo el trabajo hecho y ahora restaba disfrutar del lugar y de la compañía.

La primera noche, para nosotros pasó tranquila, toques solitarios y algún susto que otro al escuchar las alarmas de nuestros vecinos que no pararon, de hecho uno de ellos sacó las cañas, ya que al parecer llevaba varias noches así. La verdad a mi me vino bien para recuperar fuerzas pues me hacia falta dormir.
Por la mañana Montse y Silvia fueron al pueblo a organizar la compra. Nosotros nos quedamos en el río y desde muy temprano volvimos a echar más leña al fuego, repitiendo los mismos cebos que el primer día, el cebadero estaba preparado y sólo quedaba conseguir engañar a algún ejemplar.
Bien serían sobre las 11 de la mañana cuando la caña de la derecha, es decir la situada a más profundidad, donde había colocados tres hermosos pellets, se arrancó con una fuerza fuera de lo normal. Yo, que en ese momento me encontraba cerca, clavé el pez y comencé a luchar con él, sacaba y sacaba hilo y sólo me quedaba dejar la caña arriba e intentar ayudar con el dedo al freno del carrete, freno que aunque ya ajustado como nunca lo habría hecho con una captura, permitía la salida de metros y metros de hilo, la tensión era continua y a eso había que sumarle alguna arremetida extra que el bicho realizaba, por momentos pensé que me llevaría al agua. Después 15 minutos luchando con él no podía más, si a eso le sumamos las ganas que tenía mi compi Jose de sentir la fuerza del pez, "tira mucho César...., tira mucho....., pero tira mucho...." repetía una y otra vez......(jejejejeje) hizo que nos fuésemos turnando. Finalmente tras casi 30 minutos de batalla, llegó a la orilla un precioso siluro de 201 cm. Que alegría..... nuestro primer siluro y mide 2 metros, lo único que había fallado era que Silvia y Montse no estaban allí, por ello decidimos aguantarlo con nosotros hasta que regresaran, lo atamos a la orilla utilizando un manguera de goma en la parte final de la cuerda, para no hacerle daño. Cuando llegaron se quedaron boquiabiertas. Realizamos unas cuantas fotos y dimos libertad a nuestro gatazo.
Tras las fotos nos tocó asearnos un poco, por que no veas como te dejan de babas las criaturas y lo mal que se quitan, jejejeje, pero como se suele decir "Sarna con gusto no pica".
Pasaba la mañana y el logro obtenido se notaba en todos nosotros, al menos ya había una captura en el contador y aún quedaban muchas horas por delante.

Después de comer, mientras tomábamos un "café" de sobremesa, otra alarma comenzó a sonar, en esta ocasión era de las situadas en la izquierda, es decir de las que en un principio estaban destinadas a la captura de carpas, Jose se acercó y clavó, nuevamente la salida de hilo era brutal y todo parecía indicar que otro siluro estaba del otro lado de la línea. No llevaría más de tres o cuatro minutos peleando con el pez, cuando...... zas....... el sedal se partió. El roce de una piedra, un mejillón cebra, el propio pez .... que se yo..... algo sesgó el hilo. Bueno nada, mala suerte, nuevamente sacamos la línea y otra vez será.
Todos pensamos que la noche nos daría más de una alegría, pero sin embargo pasó igual de tranquila que la anterior, no sería hasta las 9 de la mañana cuando de nuevo sonó una alarma, esta caña estaba situada en el centro del cebadero, concretamente la primera de las que destinamos a la captura de siluros, rápidamente clavé y en esta picada tuvo el mismo final que la de la tarde anterior, después de unos minutos sacando y recogiendo hilo ...... plas....... línea rota, casi me caigo de culo. (jejejejeje).

Durante el día el calor hizo de las suyas y la actividad de los peces fue prácticamente nula en nuestro puesto. Nuestro vecinos si tuvieron una captura preciosa, una carpa común de más de 21 kg, que con mucho gusto nos permitieron fotografiar. Buena compañía a derechas y a izquierdas, será el espíritu carpista que nos une a todos los que practicamos este maravilloso deporte.
Durante todo el día estuvimos pensando que hacer para aprovechar al máximo la última noche, finalmente tomamos la decisión, en vista de que las carpitas no nos querían visitar, montar las 6 cañas pensando en los siluros, pusimos pellets en todas ellas y las que estaban más próximas a la orilla las llevamos bastantes metros más lejos, buscando profundidad. Todas las cañas estaban colocadas en la caja del río, entre los 10 y los 13 m de profundidad. Contábamos con la posibilidad que el roce que pudiera presentar el hilo con el borde de la caja nos hiciese perder alguna captura, pero bueno era la última noche y había que jugársela. Preparamos nuestro cebadero con todo aquello que nos quedaba. ¡La suerte estaba echada!.


Algunos saltos en zona nos llenaban de ilusión y no nos faltaba razón. Serían sobre las 9 de la tarde noche, cuando una alarma comenzó a pitar y el carrete soltaba hilo a una velocidad de vértigo, cogí la caña para clavar.... ¡ y..... venga que empiece la fiesta!, la caña en la que se produjo la picada, una caña parabólica de 3,25 Lbs se doblaba como no podéis imaginar, pero a base de paciencia, al cabo de unos 25 minutos llegó a la orilla lo que sería nuestra segunda captura, otro preciso ejemplar de 180 cm de longitud nos llenaba de alegría. En esta ocasión todos estábamos allí y disfrutamos muchísimo sacando el pez. Parecía que nuestra decisión de llevar las posturas más lejos de la orilla cobraba sentido, después de colocar nuevamente la caña y realizar las fotos pertinentes nos despedimos de ese grisáceo ejemplar.

Bueno tocaba celebrarlo con una cervecita fresquita y fue mientras la tomábamos cuando otra de las cañas se arrancó violentamente. ¡ Jose..... te toca currar !, y con mucho gusto que lo hizo, como si todo la vida lo llevase haciendo fue controlando las envestidas del pez hasta traerlo a pie de orilla. Otro siluro redondeaba la jornada, 145 cm de pez que nos hacía pensar que ese sería nuestro día estrella.
Después de las fotografías, la liberación de la captura y el medio aseo que podíamos hacernos a pie de agua, nos pusimos a cenar. Estábamos expectantes a que se produjeran nuevas picadas, pero la fortuna se acabó. Ni una sóla picada en toda la noche, jejejeje, pero bueno nos dábamos por más que satisfechos. Por la mañana tocaba recoger, pues había que regresar a casa rápido que algunos a las 2 de la tarde entrabamos a currar y así pusimos fin a la salida, salida que guardaré en mi recuerdo como una de las más especiales, sino la que más, de las realizadas hasta el momento. Compañía inmejorable, que esperemos se repita no tardando mucho.
Al principio del relato agradecía la colaboración de Silvia y Montse y me gustaría terminar igual, contando con personas como vosotras, es fácil disfrutar, aún cuando las condiciones no son las más favorables, millll graciassss. Hasta pronto amigos